La tradición cultural, artística y culinaria que distinguió al segundo centro histórico más importante de la ciudad de México durante siglos ha sido sepultado paulatinamente por la proliferación del ambulantaje y todo lo que esto acarrea: apropiación abusiva de banquetas, plazas y parques; la acumulación perniciosa de basura y residuos de grasa, el peligro constante para el peatón que se ve impedido de usar las aceras y finalmente la posibilidad de un accidente de consecuencias graves debido al incremento alarmante de tanques de gas y cableado en malas condiciones que roba la
Electricidad de los postes.
Al amparo de este desorden e ilegalidad una horda incontable de franeleros le pone precio a las calles y sirve de halcón para los asaltantes de casa habitación y robo de autoparte.
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Estos múltiples puestos llevan varios años; han aumentado poco a poco. Para no excluir a las personas que se gana la vida con ellos ¿qué proponer a la alcaldía para reubicarlos