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En riesgo la zona de Patrimonio Cultural de la Humanidad de Ciudad Universitaria

Jorge Rolando Almanza


Hacia finales del año antepasado, la Universidad Nacional Autónoma de México promovió un amparo en contra de las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México por la indebida autorización de la construcción de dos torres en la avenida Copilco número 75 a la inmobiliaria BeGrand. Dicho predio llega por el otro lado a Avenida Universidad, exactamente en frente de la entrada principal al campus de la UNAM. Ahí empieza la primera Zona de Amortiguamiento dos (ZA2) de la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad de Ciudad Universitaria, la cual se encuentra dentro de la Alcaldía de Coyoacán.


La Zona de Amortiguamiento incluye toda la avenida Copilco, sigue por Insurgentes, corre a lo largo de Miguel Ángel de Quevedo hasta la avenida Universidad; cruza hacia el parque de Dos Conejos, baja por Cerro del Hombre y por Cerro del Agua, llegando hasta la barda de C.U. y corre a todo lo largo del Circuito Interior para llegar a la gasolinera.


El amparo de las autoridades universitarias se justifica debido a que en el predio referido, situado dentro de la ZA2, no está permitido hacer construcciones superiores a los dos niveles, de conformidad con los documentos por los cuales se le dio a la Universidad la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO en el año de 2007.


En el transcurso del procedimiento judicial, la empresa BeGrand presentó un conjunto de alegatos argumentando su condición de tercero interesado. Con esta característica la empresa ha venido retardando la resolución relativa a la errónea autorización por parte de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, así como de la entonces Delegación de Coyoacán, pues la inmobiliaria pretende que puede presentar pruebas. Los vecinos de la zona nos preguntamos si tiene cabida algún tipo de prueba para contravenir un compromiso internacional, ya que se trata de un reconocimiento solicitado por el gobierno de México a las autoridades del Comité del Patrimonio Mundial, Órgano de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural.


El 23 de noviembre de 1972 se estableció en París, en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la referida convención sobre la protección del patrimonio mundial cultural y natural. México ratificó en la Cámara de Senadores el 22 de diciembre de 1983 dicha convención y se publicó el 23 de enero de 1984. En consecuencia, las autoridades mexicanas elaboraron el instrumento de aceptación el 24 de enero de 1984 y fue depositado en la Dirección General de la UNESCO el 23 de febrero de 1984. Se promulgó en México el decreto de acuerdo a la fracción primera del artículo 89 de la Constitución a los 13 días del mes de marzo de 1984.


El haber depositado un documento de aceptación significa que para México la relación con la UNESCO reviste un carácter especialmente importante pues sus autoridades no se concretaron simplemente a informar la ratificación de la Cámara de Senadores, sino depositaron un instrumento de aceptación. Sabemos que con posterioridad al año de 1994 los tratados y las convenciones suscritos por México tienen rango constitucional. Esto es un compromiso cuya fuerza legal es superior a las leyes del país.

A través de ello, México cuenta ahora con 34 sitios inscritos en la UNESCO, seis de tipo natural, 27 culturales y uno mixto.


Ahora, el sitio patrimonial de Ciudad Universitaria está nuevamente en riesgo con la construcción de un helipuerto en la nueva sede de Grupo Imagen, que contraviene, además, las normas internacionales de aviación. Los vecinos de esta zona han hecho diversas gestiones al respecto, a las cuales SEDUVI informó que se estaba estudiando el carácter del tipo de relación que guarda México con la UNESCO. Como se puede ver, es una de las organizaciones más importantes del sistema de Naciones Unidas, institución con la que se decidió establecer un compromiso vinculante. La violación de los compromisos podría ocasionar la revocación de la declaratoria, como ya lo han sufrido algunas ciudades (Dresden, París y Milán) al edificar construcciones que alteran el paisaje por el cual se les otorgó dicha distinción. Las actuales autoridades no deben tener duda alguna respecto de la revocación de los permisos otorgados en esa área o arriesgan perder una importante declaratoria que enaltece el nombre de México ante el mundo.

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